Reflexiones en torno a HOMO LOGO LUDENS
Por Franklin Aguirre
Las indagaciones artísticas de Alfredo Luis Vásquez abarcan, entre otras búsquedas, la interrelación entre colectividades unidas en la diferencia, referentes multimediales multiplataforma, la producción industrial de objetos y su posterior reúso de la estética y el diseño como estrategias de empatía y comunidad, entre muchos otros intereses. Una de sus recientes búsquedas gira en torno a las tecnologías y a su ética.
La historia de la tecnología puede verse de manera panorámica como la historia de las herramientas creadas por el hombre y sus usos. Esta suerte de prótesis ha permitido al hombre extender o amplificar su “dominio” sobre la naturaleza, incrementando su radio de acción y haciendo cada vez más radicales intervenciones en ella. Al hombre contemporáneo no le ha sido suficiente la mera manipulación, pues estas acciones se están acercando a su reconfiguración, incluso a su propia negación que se hace evidente en la teoría de lo poshumano y lo transhumano.
Las tecnologías primitivas como el mazo, el clavo o el lápiz son herramientas físicas que básicamente reconfiguran las materias primas por medio de energías controladas como el fuego, para optimizar las funciones del cuerpo humano, tan sofisticado pero tan frágil a la vez. Las nuevas herramientas pese a partir de dispositivos tangibles son canales o contenedores de otro tipo de información mucho más compleja como el conocimiento. Sin embargo, al remitirnos a una de las potencialidades de la mirada científica, al separar los componentes en sus partes y verlos de manera fragmentada, requerimos de sistemas de almacenamiento de datos y de memorias externas a nosotros como una tablilla de barro, un cuaderno o un disco duro para registrar esos fragmentos de información y reusarlos reconfigurándolos posteriormente. El problema que emerge en este punto es la gran cantidad de partes o componentes integrantes de un todo, que dado su carácter intangible, pueden ser acumulados en cantidades antes inimaginables. En otras palabras, a diferencia de unas frutas recogidas en una cesta por un campesino, tenemos millones de datos de usuarios de tarjetas de crédito en el mundo.
Administrar esos nuevos fragmentos de nuestra cultura contemporánea es tan complejo e inabarcable que las grandes compañías de Big Data están experimentando en ese tipo de procesos virtuales, pues el pensamiento humano se ve excedido en esa clase de metalenguajes. Sin embargo, siguen siendo cantidades masivas de datos fríos que se catalogan y reconfiguran a partir de estadísticas, algoritmos e iteraciones que siguen siendo difíciles de controlar, dada la diferencia entre un sistema informático y la alta elasticidad de nuestros pensamientos. El proceso se hace más al complejo al considerar las afectaciones contextuales, que pueden en un segundo reconfigurar las prioridades en las problemáticas a solucionar.
Esta labor que intriga a los científicos les ha llevado al terreno de lo poshumano, lo cibernético y sus consecuentes hibridaciones, donde la afectación propia de los sentimientos humanos nos lleva a tomar una decisión y no otra, a pesar de los argumentos justificables que tengamos. El complejo concepto de conciencia es otro componente que hace aún más difícil “humanizar” a los bots ya que una de las premisas básicas, es que se debe tener conciencia de sí mismo y del entorno y actuar en consecuencia, no solo individual sino colectiva partiendo de un principio de realidad establecido y consensuado. El problema es que la conciencia es personal e intransferible además de inaccesible desde “afuera” ya que aparte del consciente está el preconsciente y el inconsciente que generalmente están lejos del control del individuo mismo.
No solo el entorno y nuestra condición biológica nos permiten configurar nuestra versión de lo real, sino también la capacidad de interactuar contextualmente y aprender a la vez en él de una manera constante y elástica. El gran riesgo es la diferencia en la capacidad de discernimiento que está ligado no solo a un componente importante de nuestro pensamiento que es la memoria, sino también a la opinión de los otros en un ejercicio de mímesis, presente en nuestras vidas desde la temprana niñez. Esta es una de las posibles debilidades de nuestro complejo sistema de análisis de problemas, procesamiento de información y emisión de soluciones que suele estar sujeto a las decisiones de un colectivo que ha tenido éxito en un proceso similar previo o en un grupo social que por su poder simbólico pueden ejercer su influencia en las decisiones individuales.
En el transcurso de la historia se han visto varios intentos por acopiar, consolidar y compartir la tan soñada “biblioteca universal” que, desde Alejandría, pasando por la Francia de Voltaire y ahora Estados Unidos gracias a Google, pretende apropiarse de este invaluable acervo y compartirlo con la humanidad. Paradójicamente, a pesar de solucionar mil problemas técnicos, son los problemas legales específicamente los de los derechos de autor y la propiedad privada, que impiden que esta información sea compartida por muchos y siga siendo controlada por pocos. Hay sin embargo un problema complejo que es la tergiversación de esta gran cantidad de información y el impacto que causa en la opinión de quienes consumen estos contenidos sin cuestionar su autenticidad. El concepto de posverdad, tan presente en nuestro tiempo es la evidencia de la fragilidad de la verdad o al menos de su relatividad. Es claro que a mayor control se tenga sobre un medio de comunicación más será la capacidad de manipular la opinión y mantenerla a merced de los capitales que sostienen el sistema mismo, pues hoy, más que antes, la información es poder.
Estas y otras reflexiones dieron origen a HOMO LOGO LUDENS (2016). que parte de la condición actual, la generación de la tecnología, en la cual todo es cuantificable, medible y guiado por el análisis de datos; no obstante, la efectividad de los sistemas de control social se vuelca a la banalidad, lo frívolo y la propiedad privada. Un complejo sistema de tecnología que ha desarrollado modelos basados en un inmenso acervo de conocimientos, destinados a fortalecer los más bajos instintos del ser humano, tergiversando la sabiduría que todas las generaciones precedentes han documentado y que sirven de raíz a nuestra civilización. En consecuencia, aparecemos en el presente como el mono vestido de seda y en las manos un tesoro, que invierte en instintos primitivos y egoístas promocionados como la panacea para alcanzar “el éxito” en la vida.
Esta serie de piezas son una suerte de fragmentos o ruinas culturales que se deconstruyen y reconfiguran dando cuenta de la constante exposición a referentes de todo tipo, que se hacen aún más frecuentes y veloces en los nuevos medios. Lo natural y lo cultural siguen cohabitando y creando tensiones que nos dan la ilusión del aparente control que ejerce el hombre sobre ella, hasta que llega alguna catástrofe y nos recuerda el orden de las jerarquías.
Reflections around to Homo Logo Ludens
By Franklin Aguirre
Alfredo Luis Vásquez's artistic research encompasses, among other searches, the interrelation between collectivities united in difference, multi-platform multimedia referents, the industrial production of objects and their subsequent reuse of aesthetics and design as strategies of empathy and community, among many Other interests. One of his recent searches revolves around technologies and their ethics.
The history of technology can be seen in a panoramic way as the history of the tools created by man and their uses. This type of prosthesis has allowed man to extend or amplify his "dominion" over nature, increasing its radius of action and making more and more radical interventions in it. Modern man has not been limited to mere manipulation, because these actions are approaching their reconfiguration, even to their own negation that is evident in the theory of the posthuman and the transhuman.
Primitive technologies such as the mallet, the nail or the pencil are physical tools that basically reconfigure the raw materials by means of controlled energies such as fire, to optimize the functions of the human body, so sophisticated but so fragile at the same time. The new tools in spite of starting from tangible devices are channels or containers of another type of much more complex information such as knowledge. However, when referring to one of the potentialities of the scientific view, by separating the components into their parts and seeing them in a fragmented way, we require storage systems for data and external memories to us, such as a clay tablet, a notebook or a hard drive to record those pieces of information and reuse them reconfiguring them later. The problem that emerges in this point is the great amount of integral parts or components of a whole, that given their intangible character, can be accumulated in quantities previously unimaginable. In other words, unlike some fruits collected in a basket by a farmer, we have millions of data from credit card users in the world.
Managing these new fragments of our contemporary culture is so complex and incomprehensible that the big companies of Big Data are experimenting in this type of virtual processes, because human thinking is exceeded in this class of metalanguages. However, they are still massive amounts of cold data that are cataloged and reconfigured from statistics, algorithms and iterations that are still difficult to control, given the difference between a computer system and the high elasticity of our thoughts. The process is more complex when considering the contextual affectations, which can reconfigure the priorities in the problems to be solved in a second.
This work that intrigues scientists has led them to the terrain of the post-human, cybernetic and its consequent hybridizations, where the affectation of human feelings leads us to make one decision and not another, despite the justifiable arguments we have. The complex concept of consciousness is another component that makes it even more difficult to "humanize" the bots since one of the basic premises is that one must be aware of oneself and the environment and act accordingly, not only individually but also collectively of a principle of established and consensual reality. The problem is that the conscience is personal and non-transferable as well as inaccessible from the "outside" since apart from the conscious is the preconscious and the unconscious that are generally far from the control of the individual himself.
Not only the environment and our biological condition allow us to configure our version of the real, but also the ability to interact contextually and to learn at the same time in a constant and elastic way. The great risk is the difference in the capacity for discernment that is linked not only to an important component of our thinking that is memory, but also to the opinion of others in an exercise of mimesis, present in our lives from early childhood . This is one of the possible weaknesses of our complex system of problem analysis, information processing and solution issuance that is usually subject to the decisions of a group that has been successful in a similar previous process or in a social group that for its symbolic power can exert its influence on individual decisions.
Over the course of history, several attempts have been made to collect, consolidate and share the much-dreamed "universal library" that, from Alexandria, through Voltaire's France and now the United States thanks to Google, pretends to appropriate this invaluable collection and share it with humanity. Paradoxically, despite solving a thousand technical problems, are the legal problems specifically those of copyright and private property, which prevent this information is shared by many and remains controlled by few. There is however a complex problem that is the misrepresentation of this large amount of information and the impact it causes in the opinion of those who consume these contents without questioning their authenticity. The concept of post-truth, so present in our time is the evidence of the fragility of the truth or at least of its relativity. It is clear that the more control you have over a means of communication, the more you will be able to manipulate opinion and keep it at the mercy of the capitals that sustain the system itself, because today, more than before, information is power.
These and other reflections gave rise to HOMO LOGO LUDENS (2016). that part of the current condition, the generation of technology, in which everything is quantifiable, measurable and guided by data analysis; nevertheless, the effectiveness of social control systems turns to banality, frivolity and private property. A complex system of technology that has developed models based on an immense body of knowledge, destined to strengthen the lowest instincts of the human being, distorting the wisdom that all previous generations have documented and that serve as the root of our civilization. Consequently, we appear in the present as the monkey dressed in silk and in his hands a treasure, which invests in primitive and selfish instincts promoted as the panacea to achieve "success" in life.
This series of pieces are a kind of fragments or cultural ruins that are deconstructed and reconfigured, giving an account of the constant exposure to references of all kinds, which are made even more frequent and faster in new media. The natural and the cultural continue to cohabit and create tensions that give us the illusion of the apparent control exercised by man over it, until some catastrophe arrives and reminds us the order of the hierarchies.